Los muchachos tienen buenas ideas. El equipo de Sebastián es imaginativo y creativo. Los muchachos no necesitan teléfonos móviles, ni PS no-se-cuánto, ni televisión, ni ordenador… En fin, no necesitan más que les dejen crear sus propios juegos.
Sin embargo, algunos adultos olvidan que una vez fueron niños y cuando eso ocurre, los muchachos de la Calle Malaya se meten en un buen lío.
Esperemos que el castigo sea leve.