Las acotaciones en el diálogo narrativo son herramientas fundamentales que el escritor utiliza para enriquecer la historia y ofrecer al lector información adicional que no se puede inferir únicamente de las palabras de los personajes. Sin embargo, su uso tiene tanto ventajas como desventajas, y su correcta aplicación requiere un equilibrio cuidadoso para mantener la naturalidad del diálogo y la inmersión del lector.
A diferencia de las artes visuales, el escritor tiene la dificultad añadida de tener que trasladar a la mente del lector imágenes generadas a partir de las descripciones. La acotación cumple esa misión, entre otras. Pero intenta evitarlas y redúcelas a lo estrictamente necesario.
Aspectos positivos de las acotaciones
- Explicación de pensamientos y emociones: Las acotaciones permiten al escritor revelar los pensamientos y emociones de los personajes, proporcionando una mayor profundidad psicológica. Por ejemplo:
―No puedo creer que hayas hecho eso. ―Juan sintió una mezcla de sorpresa y decepción.
- Descripciones de gestos y acciones: el lector debe dibujar en su mente las expresiones faciales y acciones de los personajes, por lo que la acotación añade una capa visual y kinestésica al diálogo:
―Estoy muy cansada ―suspiró Ana, dejándose caer en el sofá.
- Orientación en el diálogo: Las acotaciones ayudan a clarificar quién está hablando, evitando confusiones cuando hay múltiples personajes en una conversación:
―No estoy seguro de eso ―respondió Carlos, mirando a Laura con preocupación.
En este sentido, recomiendo explicar quién dice qué, cada tres intervenciones aproximadamente. Observa este ejemplo.
―Bueno, si tú lo dices, debe ser verdad ― (0)Laura aceptó la queja a regañadientes.
(1)―Todo lo que te he desvelado es cierto.
(2) ―Ya. Pero recuerdo una ocasión en la que mentiste por tozudez.
―No estoy seguro de eso ― (3) respondió Carlos, mirando a Laura con preocupación.
Aspectos negativos de las acotaciones
- Ruptura de la intervención del personaje: Las acotaciones interrumpen el flujo natural del diálogo, lo que puede dificultar la inmersión del lector si no se usan con moderación. Es importante que estas interrupciones estén justificadas:
―No me importa lo que pienses ―dijo Marta. Luego, tras una pausa, añadió―: Siempre haré lo que quiera.
- Anticipación o repetición innecesaria: No se debe anticipar lo que el personaje va a decir ni repetir lo que ya se ha expresado en el diálogo, porque puede resultar redundante y aburrido para el lector:
- Incorrecto: ―Estoy furioso ―gritó Pablo, enfadado.
- Correcto: ―Estoy furioso ―gritó Pablo.
- Interrupción de la fluidez del diálogo: Evitar acotaciones extensas o innecesarias que corten la fluidez del diálogo sin un motivo claro. La prioridad debe ser mantener el ritmo natural de la conversación:
- Incorrecto: ―¿Dónde estabas?― preguntó Alicia mientras se sentaba en la silla, cruzaba las piernas y miraba a su alrededor como si buscara algo que no estaba allí.
- Correcto: ―¿Dónde estabas? ―preguntó Alicia, sentándose. Alicia cruzó las piernas y buscó algo que no estaba allí.
Buenas prácticas para el uso de acotaciones
- Relevancia y brevedad: Las acotaciones deben ser relevantes para el desarrollo del diálogo y breves para no sobrecargar al lector:
- ―No entiendo por qué lo hiciste ―murmuró ella, bajando la mirada.
- Integración natural: Integrar las acotaciones de forma natural en el diálogo, asegurando que fluyan con las palabras del personaje y no parezcan forzadas:
- ―No volveré a confiar en ti ―dijo Miguel, apretando los puños.
- Alternancia entre diálogo y acotaciones: Alternar de manera equilibrada entre las acotaciones y el diálogo, manteniendo el dinamismo de la conversación:
- ―¿Vendrás a la fiesta?―preguntó Laura.
- ―No lo sé ―respondió Pedro, rascándose la cabeza―. Tengo que pensarlo.