Autoentrevista, 3ª parte

―Mencionó Atrapada en el tiempo. ¿Por qué no continuar con la segunda parte de Las aventuras de Sebastián?

Atrapada en el tiempo

―La verdad es que la pregunta tiene lógica, pero hay una cuestión práctica. Necesitaba poner distancia entre Sebastián y yo durante un tiempo. Fueron meses muy intensos. No esperaba producir un libro y pagué la novatada con el triple de trabajo.

Mientras tanto, recuperé un guion que tenía hecho para participar con mis alumnos en el CINEDFEST. El título original era Alba. Con esa idea comencé a tirar del hilo en torno a la protagonista. Fue más fácil porque partía de un guion con nudo y desenlace, aunque me demoré más tiempo en concluirla a pesar de que es más corta.

―Ya tenía dos novelas escritas. ¿De qué sirvió la experiencia de Las aventuras de Sebastián 1?

―Escribir es más placentero que publicar. En realidad, Las aventuras de Sebastián 1 la terminé en nueve días. Poco más de una intensa semana a razón de unas 4.000 palabras diarias. Lo difícil fue dedicar tiempo a la corrección. Con Atrapada en el tiempo decidí poner el manuscrito en manos profesionales. Encontré a Mª del Carmen Gallot (Estilográficas), y envié el documento. El resultado fue brillante.

―¿Los correctores de estilo y ortotipográficos modifican la obra original?

―En absoluto. Quien piense así está en las antípodas de la literatura. Es muy complicado redactar 4000 palabras diarias sin que se escapen errores. A veces estás borrando textos para modificar escenas y olvidas añadir o quitar algo, corregir tiempos verbales, repeticiones innecesarias… Yo soy muy despistado. Pero el corrector se acerca a la obra desde una perspectiva totalmente diferente. No va a valorar el texto, va a pulirlo y a detectar incoherencias, falta de cohesión; a revisar a fondo la ortografía, la gramática, los tiempos verbales. Al final es el mismo texto, pero con brillo.

Los correctores son imprescindibles si se quiere publicar un libro. Me di cuenta después de las horas que dediqué a corregir Las aventuras de Sebastián 1. Hoy sigo encontrando errores ―lo confesé ― . Y no pienso volver a publicar nada que no pase por un corrector.

―¿Y cuándo surgió la idea de la segunda parte?

―Creo que fue la acogida inesperada que tuvo la primera obra. Hice una impresión de 50 ejemplares que desaparecieron rápidos, luego 100 más que también se agotaron, y otros 50 de los que apenas me quedan unas docenas. Además, tengo unos 100 libros disponibles en la distribuidora de la editorial Círculo Rojo (cclibros).

―Tuvo tiempo de llegar a conclusiones después de un par de centenares de lectores.

―Exacto. Ya tenia material para hacer una estadística. Hubo una buena acogida. También he de decir que jugaba en casa, en mi propio territorio. No sé lo que pasaría si la obra trascendiera.

Mi primera intención era escribir para los niños en torno a los 11 años, pero, sin querer, la obra para niños quedó apta para todos los públicos. Y me atrevo a decir que, tal vez guste más a los lectores de mi generación: los que vivieron la Educación General Básica, la añorada E.G.B. Disfrutan mucho recordando las historias. Hay mucho lector nostálgico que se ríe y se emociona con el recuerdo.

Continuará…

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