Autoentrevista, 2ª parte

―Recopilemos. Gracias o por culpa de un virus, dice usted, el tiempo quedó a su disposición para emplearlo en escribir. Surgió la idea de narrar una historia inspirada en la infancia. ¿San Juan de la Rambla?

En mi trabajo

―San Juan de la Rambla es un maravilloso pueblo que representa y simboliza muy bien la idiosincrasia de cualquier lugar similar. Ahí crecí y conviví con mis amigos y vecinos durante décadas.

―¿Qué papel juega la villa?¿El pueblo es protagonista como ocurre en la serie Hierro de Movistar?

―Efectivamente. El pueblo no es solo un escenario donde se mueven los personajes. Los vecinos se presentan como un colectivo que reacciona en conjunto. El mar está vivo, igual que la montaña o el mismo cementerio. La participación no es individual, salvo la de algunos adultos como los maestros o madre y padres de los niños, sino en forma de enjambre.

―¿Qué escritores te han inspirado?

―¡Ahora que caigo, no me lo había planteado hasta este momento! ―no quería preguntarme eso, pero he de asumir que alguien lo podría hacer por mi. Entonces me explico―: he escrito sin consultar fuentes, sinceramente. Esta obra fue muy espontánea. Dejé que fluyera la historia, sin planes concebidos y permití a los personajes que me llevaran por el derrotero que les placiera. Pero he de decir que en cuanto a literatura juvenil se refiere, Michael Ende fue un autor que me gustó mucho en mi juventud. ―Luego de reflexionar un poco añadí―: Ferenc Molnar y su historia de Los muchachos de la calle Pal, tuvo parte de culpa también y por esa razón está incluido explícitamente en la primera parte. Corazón, de Edmundo de Amicis, La guerra de los botones, de Louis Pergaud, o La escuela de don Cato, de Tomás Salvador, son obras que giran en torno a grupos de niños y aventuras. Fueron lecturas inspiradoras en su momento. Tienen su peso en la concepción de esta historia y es un homenaje a sus autores.

―¿Por qué ha escrito una segunda parte?

―Creo que se me quedaron algunos aspectos en el tintero. La idea de 9 capítulos más 1 epílogo sumaba, en total, 10 partes. Es la edad que tenían mis hijos en el momento de concebir esta obra. No quería extenderme para cuadrar la operación matemática: 10 años, 10 partes.

―¿Qué se quedó en el tintero?

―San Juan de la Rambla tiene una tradición musical relevante. En la primera parte hago referencia a ella y quería ahondar en el momento que los muchachos de la calle Malaya comienzan a estudiar música con el objetivo de formar parte de la banda.

Por otra parte ―añadí―, la religión siempre ha tenido un papel importante en el desarrollo de un pueblo. Las fiestas giran en torno a ella. No podía dejar de reflejar este hecho.

―Hay retazos históricos en la obra, ¿verdad?

―En realidad hay historia ficticia en Las aventuras de Sebastián. Usé el mundo aborigen canario como un pretexto didáctico más que literario. En la segunda parte, también hago referencia a hechos históricos explicando cómo pudiera haber sido la llegada de colonos portugueses y la evolución en una familia que desemboca en uno de los personajes más carismáticos de la obra, Carmelo, alias, Caramelo.

―¿Un pretexto didáctico? ¿Tiene alguna finalidad pedagógica?

―No me veo haciendo algo sin una finalidad pedagógica. Puedo decir que es un defecto profesional. Llevo décadas dedicado a la docencia y eso pesa mucho. Las Aventuras de Sebastián o Atrapada en el tiempo tienen potencial para ser trabajadas, incluso, diría yo, desde distintas materias: Matemáticas, Historia, Biología, Lengua Castellana, Inglés, Valores…

Continuará…

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